Moodboard

¿Pero con esto se nace o se hace? Yo siempre he sido de grises, así que diré que se nace y se aprende por el camino. Igual que nadie nace sabiendo, nadie aprende de cero.

Pero en el camino vamos tomando unas características, que derivan de que siempre tenemos un gusto, unas preferencias, una mirada propia. Y ésta la vamos modelando, irá en evolución, irá afinándose y dirigiéndose y conformándose con nuestro intereses y preferencias. Pero nunca copiando, jamás plagiando. Y así va creándose nuestro característico trabajo de fotógrafo. Que, no lo dudes, acabará siendo reconocible entre otros trabajos similares de reportajes.

Y ello es muy gratificante para el artista personal que todos llevamos dentro. Es tener un estilo propio. Como nos enseña el maestro Yoda, tenemos el camino de la luz, el camino de la sabiduría y el aprendizaje que es lento y costoso, pero tiene mayores frutos. O el camino de la oscuridad que si copiamos trabajo el final nunca será algo propio y nunca llegaremos a encontrarnos del todo a gusto con nuestro trabajo.

Un moodboard, nos dará ideas, nos inspiraremos en él o incluso podremos emular a los grandes. Aprender a captar es algo básico, es nuestra forma de evolucionar como fotógrafos. Luego plasmaremos esas emociones, esas ideas que hemos ido percibiendo.

Aunque como tendencia, claramente el estilo de fotografía de bodas esta variando de algo clásico a un estilo mucho más influenciado por la fotografía de moda, cada uno deberemos tener nuestras propias inspiraciones.

Y éstas podremos compartirlas con nuestros compañeros, miembros del equipo o segundos. Incluso sabemos de ocasiones que es hasta al revés y los propios novios entregan el moodboard a los propios fotógrafos, fotografías de revistas que les han gustado o inspirado.

Un moodboard siempre será una pequeña pincelada de lo que en realidad llegará a ser nuestra sesión de pareja por ejemplo.

Y aquí es donde quería llegar: saber el gusto de los novios es importante, pero si acuden a nosotros como fotógrafos es porque nuestro estilo les es afín, porque han reconocido nuestras características, nuestro trabajo personal. Porque somos únicos, porque no copiamos.

Y volvemos a la cuestión de que es importante la estrategia de juntarnos con profesionales que tengan una mirada parecida a la nuestra, de buscar un compañero o un colaborador, o un segundo, como lo queráis denominar, que completen nuestra mirada.

¿Y cómo ir haciendo un buen moodboard? Es más que una cuestión de intuición, sensibilidad, o improvisación, es también de atención y perspicacia. Nos podemos llegar a inspirar al ir por la calle y fijarnos en la arquitectura de los edificios, sus formas, sus colores.

Aprendemos al leer revistas y viendo la maquetación, las fotografías. Nos inspiramos al leer novelas con su prosa y como detallan un rostro. Aprendemos en la discoteca con la armonía de la música. Aprendemos en los museos con la maestría de los pintores o escultores, como tallan los rostros o pintan las escenas, nos fijamos en los ángulos, en la luz. Aprendemos en Instagram empapándonos de gente a la que admiramos. Aprendemos en la vida cotidiana sacando ideas para nuestras sesiones.

Ya que en la lo cotidiano hay belleza, en su simplicidad, en su imperfección. De todo ello vamos tomando ideas que darán forma a las fotografías que nos gustan, que queremos hacer. Te impregnas de lo que ves con tu mirada especial, atenta y sensible de fotógrafo y ello acabará por proporcionarte una personalidad.

Haz la prueba de ir con algún amigo paseando y comprobarás que a ti te llaman la atención cosas, personas, expresiones que a él le pasan desapercibidas. Ésa es tu mirada de fotógrafo, original y característica.

Preparando un buen moodboard, aprendemos. Nos enriquecemos, nos definimos, creamos nuestra particularidad.

“Si he llegado a ver más lejos que otros, es porque me subí a hombros de gigantes”.

• Newton.