Esta fue una de esas bodas en las que los novios no hacen más que disfrutar y pasarlo bien, no nos mal interpretéis. Clara y Óscar lo tenían todo cuidado al detalle y con mucho, muchísimo amor, pero se dejaban llevar y eso a nosotras nos encanta. Clara acabó con el vestido destrozado y Óscar en la piscina a las 2 de la mañana, ¿y sabéis qué? ¡No paraban de reír, bailar y disfrutar y nosotras no podíamos ser más felices de poder estar capturando ese día a través de nuestras lentes!